Se toma entre quince y treinta segundos por cuadro. Observa sin mirar, cegado por la nula conexión. Pasan y pasan las obras de arte y él sigue ahí, cumpliendo con las apariencias, pensando en la cerveza que beberá después.
Se toma entre quince y treinta segundos por cuadro. Observa sin mirar, cegado por la nula conexión. Pasan y pasan las obras de arte y él sigue ahí, cumpliendo con las apariencias, pensando en la cerveza que beberá después.